Invertir en energías renovables es una de las oportunidades más interesantes en el mundo financiero actual. Porque al hablar de transición hacia fuentes limpias no sólo hablamos de una necesidad ambiental, sino también de oportunidades de rentabilidad muy atractivas para inversores de todo tipo. La inversión global en energías limpias alcanzó niveles récord ya en 2023-24, superando con creces a la inversión en combustibles fósiles; y esta tendencia, lejos de cambiar, apunta a afianzarse. Invertir en renovables es, por tanto, una opción que permite diversificar carteras, conseguir rendimientos robustos y contribuir a un futuro más sostenible.
Porque sí: además de motivos éticos y medioambientales, hay razones de competitividad. La inmensa mayor parte de los proyectos renovables son ya mucho más baratos que sus equivalentes fósiles. No se trata únicamente de invertir en renovables porque sea lo correcto. En la actualidad, es también una de las opciones más atinadas y solventes desde un punto de vista financiero.
¿Por qué invertir en energías renovables?
Detrás de esa combinación única entre rendimiento económico y desarrollo positivo hay muchas más razones y beneficios para los inversores.

- Crecimiento sostenido del mercado. La inversión en renovables ofrece un dinamismo muy difícil de igualar: cada día surgen nuevos proyectos que demandan capital y ofrecen oportunidades para invertir. De acuerdo con BloombergNEF, alcanzar las metas climáticas exige incrementar la inversión mundial en proyectos renovables hasta alrededor de un billón de dólares al año hasta 2030. Casi 200 países pactaron trabajar para triplicar la capacidad renovable en todo el mundo dentro de ese plazo.
- Rentabilidad competitiva y estable. La reducción de costes de los proyectos de energía solar y eólica en la última década ha disparado su rentabilidad. Según la IRENA, los costos de generación fotovoltaica eran más de un 50% inferiores a los del carbón, el gas o la energía nuclear ya en 2023. Además, muchos parques renovables han asegurado ingresos a largo plazo mediante contratos PPA o tarifas reguladas, lo que proporciona flujos estables. Un retorno anual de entre un 5 y un 10% es perfectamente posible si escogemos invertir en un proyecto bien estructurado, cifras que no tienen nada que envidiar a las inversiones tradicionales. La cooperativa Ecooo, en España, está ofreciendo una rentabilidad sostenible de entre el 4 y el 5% TIR anual. Una opción más innovadora de la que hablaremos más adelante, la plataforma Crowmie, está promocionando proyectos con rentabilidades superiores. Por ahora, la clave es entender que vivimos un momento en que invertir en renovables es rentable y está sujeto a menos volatilidad que otros sectores, por el respaldo de los activos físicos y la demanda estable de energía.
- Sostenibilidad y criterios ESG. Alinearse con criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) es una tendencia al alza. Como sabes, las energías renovables reducen las emisiones de CO₂ y la huella ecológica y contribuyen a mitigar el cambio climático. Por eso invertir en renovables es financiar soluciones al calentamiento global, lo que añade un elemento de valoración social y por parte de los reguladores. Sí, hay una satisfacción ética, pero también ventajas financieras, porque los activos verdes suelen acceder a condiciones únicas de financiación y respaldo gubernamental. Ten en cuenta que hablamos de un caso de negocio con décadas de trabajo de innovación impulsado por políticas públicas. El triple equilibrio entre beneficio económico, ambiental y social se consigue al invertir en renovables.
- Apoyo institucional y regulatorio. Vale la pena ampliar este punto. No es novedad que los gobiernos de todo el mundo impulsan muy activamente la transición energética. Subvenciones, incentivos fiscales, primas a la producción… generan un marco cada vez más favorable. A través del Pacto Verde y el plan REPowerEU, entre otras iniciativas, la Unión Europea fija cuotas crecientes de generación renovable y promueve el autoconsumo. En España se ha eliminado el llamado ‘impuesto al sol’ y se han aprobado normativas de autoconsumo colectivo que han disparado instalaciones en empresas y hogares. Al cierre de 2024, España contaba ya con 8.585 MW de autoconsumos instalados. Es un entorno regulatorio que limita mucho los riesgos y garantiza la expansión, por lo que el momento para posicionarse con inversiones es idóneo.
- Diversificación y democratización de la inversión. Invertir en renovables es orientar parte de tu portafolio a un sector con dinámica propia, que no tiene dependencia del ciclo inmobiliario o financiero tradicional. Pero además, si hace pocos años era imposible pensar en inversiones modestas dentro del sector energético, hoy no sólo es viable, sino sencillo. Porque ya no sólo las grandes eléctricas o los fondos podersosos pueden financiar una planta solar. Desde tu teléfono móvil, puedes aportar 100, 500 o 1000 euros y obtener beneficios. Los pequeños y medianos inversores también podemos unirnos al negocio de la energía limpia y aprovecharlo para diversificar nuestras inversiones.
En resumen, invertir en energías renovables es combinar un desarrollo acelerado, una rentabilidad muy atractiva, contener los riesgos ambientales y regulatorios y seguir un propósito sostenible. Es complicado acudir el mercado y encontrar opciones que combinen tantos factores positivos a la vez. Pero, ¿cómo podemos materializar estas oportunidades y cuáles son las formas más efectivas de invertir?
¿Cómo invertir en energías renovables? Opciones para todos los perfiles
Antes decíamos que invertir en renovables nos permite diversificar nuestras inversiones. Vamos a darle una vuelta de tuerca más: también hay diversidad dentro del propio sector renovable. Porque hay vías para todos los perfiles de inversor, para cualquier nivel de capital e incluso para todos los horizontes de tiempo que nos planteemos. ¿Puedes comprar acciones de una gran empresa verde? Sí. ¿Puedes financiar los paneles solares de tu comunidad? También.

- Acciones y fondos cotizados en renovables. Empecemos por un abordaje más tradicional: el mercado de valores. Inclumos aquí la compra de acciones de empresas renovables (Vestas, fabricante de aerogeneradores; First Solar, desarrollador solar; utilities verdes como NextEra Energy…). También podemos acudir a fondos de inversión y ETFs especializados en energía limpia. Es una vía que nos ofrece liquidez (compra/venta sencilla a través de la bolsa) y ese factor de diversificación global que proponen muchos fondos. Por supuesto, ya hay índices bursátiles específicos de energías renovables; pero si te planteas esta vía, considera que la cotización de estas empresas sí puede verse influenciada por factores generales de mercado. Con todo, la inversión en lo que podríamos llamar ‘acciones verdes’ también permite acceder a los beneficios del desarrollo del sector a largo plazo y participar en empresas potentes dentro de la transición energética. Podríamos resumirlo en que es una opción a estudiar por quien priorice la liquidez y la diversificación internacional.
- Inversión directa en proyectos, a través de capital o deuda. Otra vía históricamente reservada a grandes inversores, que aportaban capital o préstamos para parques solares, huertos eólicos o plantas de biomasa. Se acabó: hoy existen instrumentos que pueden acercarte esta posibilidad. Hay bonos verdes y notas estructruadas que permiten financiar proyectos específicos con un retorno fijo. Tenemos los fondos de infraestructura verde, que reúnen dinero de inversionistas para desarrollar proyectos y repartir ganancias de explotación o plusvalías por venta. ¿Qué debes tener en cuenta al examinar esta opción? Que la inversión directa, por lo general, conlleva compromisos de varios años. Y por supuesto, que participar a título personal en grandes proyectos requiere necesariamente capital elevado. Por eso es interesante la próxima opción, que ha roto esa barrera.
- Crowdfunding y plataformas online de inversión. Esta sí es la opción que, definitivamente, ha democratizado el acceso a las inversiones renovables en los últimos tiempos. Es muy interesante —y está en auge— la vía del crowdfunding energético. Son plataformas web donde podemos aportar dinero para financiar un proyecto renovable y recibir a cambio una rentabilidad pactada, en forma de intereses periódicos o una participación en los beneficios. Fundeen fue una de las pioneras en permitir a los particulares invertir en proyectos de energía renovable desde un importe tan asequible como 500€. Y ya antes mencionamos a Crowmie, que no es crowdfunding puro pero se ha convertido en una de las opciones más innovadoras y rentables del sector. La apuesta de Crowmie es introducir la tokenización; es decir, para invertir adquirimos tokens que representan participaciones en plantas solares. Los dividendos son muy atractivos, pero además los tokens mejoran la liquidez, al poder venderlos en un mercado secundario. Nada hay que temer en relación a la seguridad de nuestras inversiones: estas plataformas seleccionan proyectos, los abren a la financiación colectiva, facilitan gestiones y garantizan la seguridad jurídica de la inversión. Como inversor, puedes revisar cada proyecto, los plazos, la rentabilidad estimada y los riesgos. Tú decides en qué proyecto participas (sí, puedes saber qué planta solar has financiado y qué impacto tiene), lo haces desde aportaciones mínimas muy asequibles; y a cambio recibes pagos periódicos procedentes de la venta de energía verde. En resumen: facilidades para el acceso y para la diversificación y máxima transparencia. Las plataformas web están ofreciendo rentabilidades muy atractivas (5-8% o incluso más), riesgos acotados y un impacto visible y tangible.
- Autoconsumo fotovoltaico y solar distribuida. Por supuesto, no es una inversión financiera tradicional. Pero creemos que tiene mucho sentido dedicar unas líneas al auge del autoconsumo, sobre todo industrial. Cada vez más empresas y hogares invierten en sus propias instalaciones solares para generar electricidad y reducir sus facturas energéticas. Para una empresa, podemos hablar de potenciales ahorros directos de entre el 30 y el 50% en costes eléctricos. Y no sólo eso: pueden vender los excedentes a la red y obtener asi ingresos adicionales. ¿Por qué queremos incluirlo al hablar de invertir en renovables? Porque para un inversor privado, esto abre otra puerta: algunas plataformas financian instalaciones de autoconsumo en empresas a cambio de un retorno por los ahorros generados. Volvemos a Crowmie, que colabora con industrias que desean paneles sin desembolsar todo el capital. ¿Cómo? Los inversores ponen el dinero y lo recuperan mediante los pagos por ahorro energético de la empresa. Es un campo muy interesante desde el punto de vista del inversor: combina unos riesgos limitadísimos (al fin y al cabo, sonempresas solventes pagando por su energía) con un evidente impacto a través de la reducción de emisiones. Y no queremos dejar de lado el autoconsumo residencial, que permite a los particulares invertir en paneles en su hogar obteniendo un ROI atractivo en forma de ahorro. La instalación típica puede amortizarse en unos 5 o 7 años, por lo que si eres propietario de una vivienda o negocio, invertir en tu propia instalación renovable puede ser una decisión muy inteligente desde la óptica financiera y ecológica.
No hay excusas: tenemos formas de invertir en renovables para todos los gustos. El rango incluye las acciones de gigantes globales hasta un ‘préstamo’ de 100€ para un huerto solar en tu vecindario. Quien quiera liquidez puede acudir a los mercados públicos, quien prefiera algo más directo tendrá que descubrir las plataformas de crowdfunding… o, por qué no, pensar en invertir en su propio tejado. Lo que sí tiene en común la inversión en renovables son las preguntas que debemos hacernos antes de lanzarnos: evaluación de perfil y objetivos, estudio de los niveles de riesgo, plazos deseados, importes disponibles y grados de implicación. El caso es que, sea cual sea tu posición ante estas cuestiones, las opciones están al alcance de tu mano y tu bolsillo.
Rentabilidad y riesgos: qué esperar al invertir en energías renovables

No hace falta decirlo, pero no existe ninguna inversión libre de riesgos. Lo que tenemos que estudiar antes de invertir son los niveles de riesgo a los que nos queremos exponer y qué obtenemos a cambio de dicha exposición. En el caso de las energías renovables, los riesgos tienen características y matices distintos a los de otros sectores. Con frecuencia, y si elegimos correctamente, también son menores. Pero, a pesar de todo, es imprescindible entender cómo funciona el equilibrio rentabilidad-riesgo en el ámbito de la inversión en renovables.
Ya hemos mencionado aquí las rentabilidades que ofrecen algunos proyectos renovables. Hay instalaciones solares comunitarias gestionadas a través de cooperativas que han rendido alrededor de un 4-6% anual en la última década. Las inversiones vía crowdlending en parques solares o eólicos apuntan, por lo general a tasas del 5-8% dependiendo del plazo y el proyecto. Empecemos por valorar que los bonos gubernamentales tradicionales suelen dar menos del 3% en muchos casos. Insistamos también en la estabilidad de la estructura de flujo: si inviertes en un parque eólico con contrato de venta de electricidad a quince años, por ejemplo, cabe esperar ingresos recurrentes sean predecibles, siempre que el viento sople de acuerdo con las estimaciones. Es lógico que la volatilidad de mercado afecte menos a un proyecto de infraestructura que una acción en bolsa. Pensemos también que la demanda de energía se mantiene durante las recesiones económicas y que los pagos están garantizados por contrato. A esto podemos añadir un horizonte a largo plazo en el que es previsible el incremento de precios del carbono y el endurecimiento de políticas ambientales, factores que deberían nutrir la rentabilidad de los activos renovables en términos relativos.
Repasadas las garantías y las razones para el optimismo, hablemos con claridad de los riesgos de invertir en renovables.
- Riesgo regulatorio. La regulación es ahora mismo una ventaja, pero ningún inversor debería dejar de estar alerta en este sentido. Pueden producirse cambios en las tarifas, los permisos y los subsidios que tengan impacto en la rentabilidad. Esto nos recuerda la importancia de la diversificación y de ir más allá de las subvenciones al sustentar rentabilidades. Aunque estemos en un sector diferente, podemos —y debemos— aplicar ciertos criterios y fundamentos de mercado sólidos. Siempre desde la tranquilidad que, como hemos visto, nos brinda el compromiso global con la transición energética, que no invita a pensar en pasos atrás en el apoyo institucional a las renovables. Lo cierto es que es más bien al revés: por el momento, la tendencia indica que se legislarán todavía más incentivos para la energía verde.
- Riesgo de recurso natural. Nuestra inversión en renovables siempre dependerá del sol, el viento o el agua. Un año menos ventoso de lo esperado podría reducir la producción eólica y mermar los ingresos de los parques. Eso sí, hay que subrayar que las estimaciones suelen ser conservadoras, precisamente para contrarrestar estos riesgos. Si nos fijamos en la solar fotovoltaica, el peligro no está tanto en la variabilidad anual de la irradiación, sino en los daños que los eventos climáticos como las tormentas pueden generar en los equipos. Como es evidente, existen seguros para gestionar estos problemas; y los proyectos se distribuyen estratégicamente por el mapa para minimizar la exposición. No es que tengas que preocuparte por tus inversiones cada vez que el invierno se recrudezca, pero sí debes saber que las condiciones climáticas pueden hacer que tus rendimientos fluctúen.
- Riesgos operativos. Como en toda obra, en un proyecto de energías renovables puede haber retrasos, sobrecostes o problemas técnicos que pospongan las fechas previstas de entrada en operación. La buena noticia es que las plataformas de las que antes hablamos te permiten saber en qué fase de desarrollo está cada proyecto. Es cierto que pueden producirse, por ejemplo, fallos en turbinas u otros problemas que exijan operaciones de mantenimiento no programadas. La única manera de limitar este riesgo es conocer con quién trabajamos. Un gestor responsable tiende a experimentar menos imprevistos. Nuestro consejo es que revises siempre toda la información disponible: ¿quién es el promotor? ¿Qué tecnología usa? ¿Qué seguros ha suscrito?
- Riesgos de mercado eléctrico. Hay proyectos que venden energía al pool o mercado eléctrico sin contratos fijos y que están expuestos a variaciones en los precios de la electricidad. Las bajadas pronunciadas, por ejemplo en horarios en que hay un exceso se oferta renovable, provocan descensos en los ingresos del proyecto. i bajan mucho (por ejemplo, por exceso de oferta renovable en ciertas horas), los ingresos del proyecto bajarían. Ahora mismo no es esa la tendencia, sino más bien de precios estables o al alza, por cierre de centrales contaminantes e incremento de demanda (piensa en cuántos coches eléctricos había en el garaje de tu comunidad de vecinos hace 5 años y cuántos hay ahora). Para combatir estos riesgos, valora canalizar tus inversiones a través de mecanismos con contratos a precio fijo (PPA) o con diversificación de fuentes.
Sí, como en toda inversión, al invertir en renovables también nos exponemos a riesgos. ¿Lo bueno? Que muchos de ellos son gestionables, lo que los hace más leves que en las inversiones tradicionales. Huimos de los peligros de la quiebra fraudulenta, porque invertimos en activos físicos con consumidores reales; e incluso del riesgo de disrupción tecnológica negativa, dado que lo único que hacemos tecnológicamente es progresar en favor de la reducción de costes. ¿La clave? Reunir información y estudiarla antes de invertir. Asegúrate de entregar tu dinero a operadores fiables y en condiciones ventajosas, porque en la actualidad, es posible invertir en renovables con esas garantías y acceder a una excelente relación rentabilidad-riesgo.
Conclusión: el presente y el futuro son rentables y sostenibles

Invertir en energías renovables no sólo ayuda a construir un mundo mejor y más limpio, sino que fortalecerá de manera significativa tu cartera. Estamos en un punto de inflexión histórico, en el que las tecnologías verdes han pasado de ser promesas o alternativas costosas a convertirse en la realidad del nuevo estándar energético, con el doble impulso de la economía y la necesidad planetaria. Invertir hoy en renovables es adquirir posiciones en un sector democratizado y en expansión, con el respaldo de gobiernos, empresas y ciudadanos.
El abanico de alternativas para invertir nunca había sido tan amplio. Tanto si eres un gran inversor que persigue activos estables a largo plazo, como si tu caso es el de un pequeño ahorrador que quiere empezar con 100€, 500€ o 1000€, hay caminos para ti. Acciones verdes, fondos ESG, bonos sostenibles, plataformas de crowdfunding, cooperativas locales, desarrollos en tu vivienda o en tu negocio…
Cada día que pasa hay nuevos proyectos que se ponen en marcha y otros que buscan financiación. Tómate tu tiempo para informarte, comparar opciones, evaluar datos… y da el paso sin dudarlo. Puedes hacerlo para diversificar inversiones, para obtener ingresos pasivos o por pura convicción ecológica. El caso es que puedes tenerlo todo, combinar rentabilidad, seguridad y propósito de una inalcanzable para otros sectores.
Invertir en renovables es hacer que el dinero trabaje y que lo haga por un futuro sostenible. Un horizonte de sol y viento que promete ser brillante para quienes decidan aprovecharlo.
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